• El oído nunca se sacia de oír. • El hombre está insatisfecho con la vida y hará cualquier cosa para encontrar la felicidad. • El hombre debe entender que Dios ha puesto eternidad en su corazón y no encontrará paz y satisfacción sin Dios. • Dios creó al hombre para Él. El ojo no se satisface hasta que no vea la mano de Dios y el oído no se satisface hasta que no escucha la voz de Dios (Mateo 11:28). San Agustín dice: “Nuestro corazón no halla reposo hasta que descansa en Él”. b) El mundo no aporta
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